jose parra 26 9 17 2Me siento muy agradecido de pertenecer a esta gran Empresa que es el orgullo de los ecuatorianos, dice José Parra, quien desde hace 21 años trabaja en TAME EP. Ingresó como mensajero del Departamento de Ingresos pero, y debido a su actitud tuvo la oportunidad de ganar experiencia y ascendió a Revisor de Ingresos.
En la aerolínea, cuenta José, ha podido hacer grandes amigos y tener muchas satisfacciones; “he viajado en los aviones de mi querida Empresa a lugares que jamás imaginé, he podido realizar mis metas personales. Por todo esto me siento muy gratificado.”
Su vida dio un giro de 360 grados hace aproximadamente 5 años. “Por tener un tipo de sangre especial, 0- (ORH negativo) y tomando en cuenta que es escasa, mi intención es ayudar a quien necesita por lo que soy un donante constante. Me acerqué a la Cruz Roja para realizar mi donación de sangre y mi sorpresa fue que ya no podía hacerlo porque estaba bajo en plaquetas; me realizaron exámenes seguía un tratamiento pero, hace dos años lo suspendieron porque supuestamente recuperé mi buen estado de salud.”
Bajo un invariable control médico, este año acudió al Hospital Carlos Andrade Marín para su control de rutina. “El doctor que me atendió en el área  de hematología, al hacerme el examen físico detectó que yo tenía el hígado y el vaso un poco agrandados por lo que me envió a hacerme una tomografía, exámenes  de sangre y una biopsia de la médula ósea. Esto fue en junio de este año”.
Con la tristeza invadiendo su rostro, nuestro compañero nos cuenta que el 6 de septiembre, el médico tratante después de haber revisado los análisis le dio una noticia impactante. “Me dijo que tengo una enfermedad grave que no puede ser tratada. Se la conoce como “mielofibrosis primaria” y no tiene tratamiento médico dentro del país; es prácticamente un desahucio, en pocas palabras me dijo vaya a su casa, ya no se puede hacer nada.”
La noticia ha sido muy impresionante para él y su familia. “Me siento desamparado,  sin fuerzas para poder seguir, entiendo que voy a morir en poco tiempo por no tener tratamiento; después de 33 años de aporte al Seguro Social no hay ayuda ni tratamiento. Me dieron un medicamento llamado Jakavi de 20 mg, que se comercializa en otros países. Las 56 pastillas que debo tomar cuestan USD 4.600 y yo tomo una de por vida; prácticamente para mi es inalcanzable.”
A través de esta entrevista, finaliza José, quiero agradecer a la Empresa que siempre me ha apoyado, a las autoridades, a mis compañeros... por su colaboración; es muy importante su ayuda espiritual, les pido que me tengan en sus oraciones. Posiblemente conozcan de alguna fundación o alguien a quien le sobre este medicamento para que por favor me lo hagan saber y gestionar la ayuda. Les agradezco eternamente!

Escrito por José Antonio Pillajo Salcedo